martes, 12 de agosto de 2025

12 DE AGOSTO DE 2025

 Buenas tardes estimados  estudiantes  

TEMA: Utilitarismo

EVIDENCIA DE APRENDIZAJE: Comprender los conceptos básicos del utilitarismo, incluyendo la idea de mayor felicidad para el mayor número y el papel de la utilidad como criterio de valoración en decisiones éticas.

DESARROLLO DEL TEMA:  

 Pregunta problema: “En una situación de emergencia, como un accidente o una decisión de salud pública, ¿es correcto priorizar el bienestar de la mayor cantidad de personas incluso si ello implica tomar decisiones que perjudiquen a algunas personas inocentes?”

¿Qué harías si tu decisión puede beneficiar a muchos, pero perjudica a uno solo?


EL UTILITARISMO

 

La doctrina utilitarista es definida por dos elementos: la felicidad y el consecuencialismo. La

felicidad utilitarista, es el componente más grande en el que todo ser humano investiga. En la doctrina utilitarista todo lo que es útil, relacionado con el principio de felicidad es bueno y deseable en donde el nombre de la doctrina: el utilitarismo, se escarole bajo el principio de utilidad. La utilidad, es todo lo que contribuye a la felicidad de cualquier ser racional. El criterio del bien y del dolor se encuentra en un equilibrio entre la felicidad del individuo y el de la comunidad, " cada uno es valorado de manera igual " (Bentham, Introducción a los principios de moral y de legislación). 

 

El consecuencialismo del utilitarismo se encuentra en el hecho que una acción debe ser juzgada para

sus consecuencias por la felicidad del número más grande de personas. Es decir, mi principio de felicidad deja de ser en el momento en que se disminuye la felicidad de otro individuo o del del número más grande de individuos de una sociedad o comunidad. Así como la libertad individual se concibe en el respeto de la libertad de los individuos y de la comunidad, mi libertad deja de ser cuando se atenta contra la libertad de los individuos o contra el buen funcionamiento de la sociedad. 

 

Podríamos decir que el utilitarismo es la continuación de la legislación romana, y que su aspecto moderno se encuentra en el hecho que la doctrina utilitarista añade una dimensión, ya sea económica, legislativa y política hacia un concepto ético, el de la felicidad y del bienestar. Es esta perspectiva, en dónde se analiza el componente moderno de la doctrina que evolucionará a lo largo del siglo XIX, para terminarse con Sidgwick, en el que llega a dar a esta doctrina una dimensión práctica y racional para nuestra sociedad moderna, ya sea en el aspecto económico, político y ético.

 

Jeremy Bentham (1748-1832) fue un afamado filósofo, jurista y político inglés. En su consideración de la utilidad del placer subrayó la importancia de la imparcialidad para considerar a todo ser humano como ser a tener en cuenta en su búsqueda de placer. Esto es algo que rompía con el tradicionalismo clasista de las sociedades antiguas. Significaba que una sociedad no ha de valorar como superior el placer de una persona por

ser aristócrata, o por ser más adinerado que otra persona no aristócrata o con poco dinero. Entre sus obras destacamos "Introducción a los principios de la moral y de la legislación".

 

Entonces, lo bueno moralmente sería buscar aquello que diera mayor placer a la mayor cantidad de gente sin importar su extracción social. Para ello Bentham ideó una serie de reglas de cálculo de placeres. Esto a simple vista es fácil de entender y es muy conciliable con la mentalidad democrática actual. No obstante, surgieron problemas con este cálculo: primero, cómo calcular el grado de placer de cada individuo de modo cabal, siendo como es la vivencia del placer algo tan personal, tan subjetivo, y cómo "sumar" experiencias que, al ser tan personales, son difícilmente equiparables. Otro problema importante era el relacionado con la posible calidad de los tipos de placeres; aunque Bentham no se pronunció sobre ello parecía claro que aun considerando valioso por igual el placer de todas las personas, sin distingos de clases, los seres humanos culturalmente dan más valor social y/o moral a unos placeres que a otros, por tanto tal vez debería hacerse una clasificación lo más objetiva posible de calidades morales de los distintos tipos de placeres.

 

En la solución de este problema de las calidades de los placeres destacó el utilitarista John Stuart Mill (1806-1873), filósofo, político y economista inglés. Stuart Mill recogió la teoría de Bentham, la estudió y la complementó con aportaciones originales. Una de sus obras más importantes se titula precisamente "Utilitarismo". Hay una frase de Stuart Mill que se ha hecho famosa: "Prefiero ser un Sócrates insatisfecho antes que un cerdo satisfecho", lo que, de modo muy expresivo, viene a querer decir que no todo placer es deseable ni personal ni colectivamente. En el cálculo de placeres además de tener en cuenta a la sociedad

en su totalidad hay que tener en cuenta la pertinencia moral de la calidad del placer. Claro, que para ello, como dijo Stuart Mill, los miembros de la sociedad han de estar bien informados, bien instruidos y educados, y sin imposiciones, desde la libertad como valor importante, han de poder descubrir y elegir aquellos placeres de más valor, que les realizarán más como personas tanto a nivel individual, buscándolos individualmente, como a

nivel colectivo, fomentándolos solidariamente.

 

TIPOS DE UTILITARISMO

 

Utilitarismo negativo

Muchas teorías utilitaristas defienden la producción del máximo bienestar para el máximo número de personas. El utilitarismo negativo cree necesario prevenir la mayor cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Los defensores de esta interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una fórmula ética más eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños mayores conllevan más consecuencias que los más grandes bienes. Es lo contrario del utilitarismo positivo. Defienden la

producción del máximo bienestar para el máximo número de personas.

Utilitarismo del acto contra el utilitarismo de las normas Se han propuesto otras formas de utilitarismo. La

forma tradicional de utilitarismo es la del utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona más utilidad.

Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos, sino que también los deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.

 

 Utilitarismo preferencial 

 

En un tipo particular de utilitarismo que define a la utilidad en términos de satisfacción de las preferencias. Los utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto a hacer es aquello que produzca las mejores consecuencias, pero definiendo a las mejores consecuencias en términos de satisfacción de las preferencias, que incluiría conceptos como la "reputación" antes que el puro hedonismo.

La Visión antropológica (Concepto de hombre en la que se fundamenta la teoría)

 

El utilitarismo ha descartado la primera y fundamental dimensión del bien, la del bonum honestum. La antropología utilitarista y la ética que se deriva, parten de la convicción de que el hombre tiende básicamente al interés propio o del grupo al que pertenece. En suma, el fin de su acción es el beneficio personal o corporativo. Naturalmente, también el bonum delectabile fue examinado por la tradición aristotélico- tomista. En su eflexión ética, los grandes pensadores de esta corriente se daban cuenta perfectamente de que la puesta en práctica

de un bien honesto comporta siempre un gozo interior, la dicha del bien. En el pensamiento utilitarista, la dimensión del bien y la dicha que comporta ha pasado a segundo plano en favor de la búsqueda de la utilidad y del placer. El bonum delectabile del pensamiento tomista se ha emancipado en cierto modo en los nuevos

planteamientos, convirtiéndose en un bien por sí solo.

Según la visión utilitarista, el hombre busca con sus acciones ante todo el provecho, no lo digno (honestum). Es cierto que utilitaristas como Jeremy Bentham o John Stuart Mili subrayan que no se trata únicamente de los placeres de los sentidos.

Hay también placeres espirituales. y sostienen que deben tenerse en cuenta, a la hora de hacer el llamado «cálculo de los placeres». Precisamente este cálculo, según su modo de pensar, es la expresión «normativa» de la ética utilitarista: el máximo placer para el mayor número de personas.

A esta perspectiva se debe adecuar el proceder del hombre y la cooperación entre los hombres.